Por María Ramallo para AMSOAR. Domingo 14 de junio de 2020.
María es abogada (UCA). Magíster en Acción Solidaria Internacional y de Inclusión Social (Universidad Carlos III de Madrid). Actualmente realiza el curso de especialización de violencia de género, práctica penal y procesal (Universidad de Salamanca).
No hace falta destacar, que en estos últimos años, las cuestiones de género han pasado a ocupar un lugar preponderante en todos los ámbitos de nuestra sociedad.
Según la ONU[1], la igualdad entre los géneros no es solo un derecho humano fundamental, sino que es la base necesaria para conseguir un mundo pacífico, próspero y sostenible[2], siendo éste una modalidad de desarrollo que permita satisfacer las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras. Es decir, tiene que ver con la armonía de tres elementos: economía, medio ambiente e igualdad y justicia social.
Podemos advertir que mucho de lo que está pasando y cambiando a nivel social también está pasando en el ámbito de la moda. Podríamos sostener que ésta, es la piel que elegimos usar, y que de alguna manera comunicamos quiénes somos, a través de la ropa y de la moda.
Conocer sus impactos, tanto los vinculados al proceso de producción (ambientales, laborales y sociales), como aquellos que refieren a estereotipos y expectativas basadas en el género; nos permitirá, empezar a decidir y sobre todo a crear maneras más sostenibles, justas e iguales de consumo que respondan y respeten esa diversidad.
Resulta cada vez más desfasado sostener que la moda es un tema de mujeres; que hay colores asignados a uno u otro género; que hay tipologías estrictamente masculinas y otras femeninas; o insistir en la idea de un único modelo de cuerpo posible, entre otras cuestiones. Éstos temas, continúan generando interés en diversos ámbitos académicos y esto hace que se estén repensando las estructuras más habituales no solo a la hora de diseñar, sino también al hablar sobre moda y diseño.
Cuando hablamos de perspectiva de género, nos referimos a una nueva visión y análisis de todo lo que nos rodea, cuestionando los valores androcéntricos que han regido e imperado durante mucho tiempo en nuestras sociedades con el objetivo de elaborar nuevos contenidos que permitan incidir en el imaginario colectivo al servicio de la igualdad y la equidad.
El mundo de la moda ha sido uno de los espacios y ámbitos donde ésta visión androcéntrica ha prevalecido durante mucho tiempo, creando y fomentando sobre todo en las mujeres, estándares de belleza según éstas expectativas culturales y patriarcales.
Continuando la reflexión del domingo pasado, lo cierto es que la situación de pandemia ha puesto en jaque todo a nuestro alrededor. Nos ha hecho ver el impacto que tiene nuestra forma de consumir en el mundo y además ha dejando en evidencia las situaciones y realidades de desigualdad en las que viven muchísimas personas.
Considero que tenemos a nuestro alcance, el desafío de construir una nueva visión de la moda, que desde la sostenibilidad satisfaga y responda necesidades y sobre todo contribuya a minimizar la pobreza. Según fuentes de Cippec, 7 de cada 10 de las personas más pobres del país son mujeres. Esto demuestra que como sociedad, tenemos el desafío de generar instancias que contribuyan a que las mujeres salgan de dicha situación.
En este sentido, un escenario viable, tanto para ellas como para cualquier persona en una situación de vulnerabilidad podrá ser el desarrollo de emprendimientos de moda sustentable, ya que ésta tiene entre sus objetivos: combatir la moda producida en cantidades industriales; apoyar a las pequeñas empresas, el comercio justo y las prendas fabricadas localmente con productos artesanales; fomentar la compra de ropa de segunda mano o vintage, así como donar las prendas que ya no se utilicen; elegir ropa fabricada con materiales sostenibles y producida éticamente, entre otros, por lo que es más accesible.
Fomentar el diseño y confección de prendas que nos ayuden a prosperar como sociedad, no solo cambiará lo que diseñamos y producimos, sino que, además, influenciará en el consumo y, sobre todo en lo que esperamos de unos y de otros.
Las mujeres tenemos mucho para decir, mucho para aprender y mucho para compartir y aportar. Y es por eso que estoy convencida de que el desarrollo de emprendimientos de moda sostenible con perspectiva de género, puede contribuir a una sociedad más igualitaria y justa y ser un aliado para fomentar la autonomía de cada una de ellas.
Descargar PDF: Género y Moda sustentable
[1] La Agenda 2030 ha definido 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) con 169 metas, que fueron aprobados por 193 estados miembros de las Naciones Unidas. Cada país debe adaptarlos a su realidad y necesidades.https://www.odsargentina.gob.ar/
[2] Información obtenida de la página oficial de Naciones Unidas: https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/gender-equality/