Por Jorge Eduardo Devesa, Docente e Investigador, Doctorando en Ciencias Económicas Universidad Nacional de La Matanza – UNLaM,Buenos Aires, Argentina.
Resumen
En momentos de crisis, cuando las sociedades son puestas a prueba y pese a todo el sufrimiento de las mayorías silenciosas, es cuando pueden surgir los nuevos paradigmas. En esta, la peor crisis de la humanidad desde 1930, cuando los recursos económicos, financieros y naturales parecieran no alcanzar para garantizar el acceso a los derechos humanos básicos, el capital social se presenta como una herramienta esencial para superarla construyendo un nuevo orden social. Argentina luego de soportara la peor crisis de su historia está mostrando al mundo, a través de ejemplos concretos de capital social en acción, que otra forma de hacer las cosas es posible, construyendo a partir de un desarrollo con Ética, con un nuevo rol del Estado, de la Responsabilidad Social Empresaria, de la Universidad, del Voluntariado, del respeto por los Derechos Humanos y al Medio Ambiente y a través de la participación de la ciudadana una economía con rostro humano y una sociedad para todos.
Introducción
La economía es una ciencia social y como tal ha nacido ligada profundamente a la ética. En las últimas décadas el pensamiento económico dominante y que fuera puesto en práctica desde los 70 en Latinoamérica y luego en los 90 a partir del Consenso de Washington en el mundo, escindió fuertemente la ética de la economía. La actual crisis global, la peor en la historia de la humanidad desde 1930, si bien es definida por muchos como una crisis sistémica, ya que es económica, energética, alimentaria y ambiental, esencialmente es ética. Como tan claramente nos viene alertando en innumerables artículos el Dr. Bernardo Kliksberg en estos tiempos, “Es un “tsunami ético”… “Los más vulnerables del mundo están pagando ya los costos de todos estos errores.” [1]
Es necesario entonces volver a analizar las relaciones entre ética y economía, la crisis, ha potenciado su necesidad, y está surgiendo una nueva disciplina la Ética del Desarrollo, que se enfoca en estas relaciones. “Es imprescindible en una América Latina agobiada por grados agudos de pobreza y desigualdad (casi uno de cada dos latinoamericanos es pobre, la pobreza es más elevada que en 1980, la desigualdad es la mayor del planeta) recuperar la estrecha relación que debería haber entre valores éticos y comportamientos económicos. Ello significa poner en el centro de la agenda pública temas como la coherencia de las políticas económicas con los valores éticos, la responsabilidad social de la empresa privada, la eticidad en la función pública, el fortalecimiento de las organizaciones voluntarias, y el desarrollo de la solidaridad en general.”[2]
[1] Kliksberg Bernardo “Tsunami ético” La Nación 10/10/ 2008.
[2] Kliksberg Bernardo “Más ética, mas desarrollo” (2003) 19va. edición Ed. Temas
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